La sombra manipula los objetos, los hace frágiles al invertir la rigidez de los mismos; aquello que parece horizontal pasa tras la proyección de su sombra a ser vertical. Ésta, la sombra, dibuja el espacio a su merced, lo baña -dicen algunos maestros- alarga lo que parecía no tener prolongación, hace apetecible un plano vertical, ofrece carácter a un espacio sin nada más que un vacío en su interior. Hace contenido al continente.
La sombra es el envés de la luz pero también su potencia, ya que magnifica las cualidades de la misma; el plano vertical quien en silencio se hace testigo de la unión de ambos, quien convierte a la sombra en huella, en una marca sin presión, en un tatuaje efímero que dota al vacío de espacio.
Créditos imagen: Medianera en la Aldea de San Nicolas (GC) ©esfero septiembre 2017